La histeroscopia es uno de los procedimientos más importantes y precisos en ginecología moderna. Permite observar directamente el interior del útero y tratar diversas condiciones uterinas sin necesidad de cirugía abierta. Es rápida, mínimamente invasiva y, en muchos casos, puede marcar la diferencia en el diagnóstico y tratamiento de problemas ginecológicos.
¿Qué es la histeroscopia?
La histeroscopia es una técnica que utiliza un instrumento llamado histeroscopio: un tubo delgado y flexible con una cámara en el extremo que se introduce por la vagina y el cuello uterino hasta el interior del útero. Esta cámara transmite imágenes en tiempo real a una pantalla, permitiendo al médico observar el revestimiento uterino (endometrio) con gran precisión.
Puede realizarse con fines diagnósticos (solo observar y evaluar) o quirúrgicos (corregir problemas detectados durante la exploración).
Tipos de histeroscopia
🔍 Histeroscopia diagnóstica
Se usa para detectar anomalías, causas de sangrado anormal o problemas relacionados con la fertilidad. No requiere incisiones ni hospitalización y a menudo se realiza en consultorio.
🔧 Histeroscopia quirúrgica
Además de observar, permite tratar patologías como pólipos, miomas, adherencias o malformaciones uterinas. En estos casos, se utilizan instrumentos quirúrgicos finos junto con el histeroscopio. Suele realizarse en quirófano y puede requerir anestesia.
¿Cuándo se recomienda realizar una histeroscopia?
La histeroscopia es una herramienta útil para abordar varios problemas ginecológicos, entre ellos:
-
Sangrados uterinos anormales, especialmente si no responden al tratamiento médico.
-
Infertilidad o abortos de repetición, para estudiar la anatomía del útero.
-
Presencia de pólipos o miomas que sobresalen dentro de la cavidad uterina.
-
Extracción de cuerpos extraños, como un DIU mal colocado o restos de tejidos después de un aborto o parto.
-
Malformaciones uterinas congénitas, como el útero septado.
-
Evaluación previa a tratamientos de fertilidad, como la fecundación in vitro (FIV).
¿Cómo se realiza el procedimiento?
La duración de la histeroscopia varía según el objetivo:
-
Diagnóstica: entre 10 y 15 minutos.
-
Quirúrgica: puede durar entre 30 y 60 minutos, dependiendo del tratamiento.
En una histeroscopia diagnóstica, muchas veces no se necesita anestesia, aunque se puede usar anestesia local o sedación ligera para mayor comodidad. En procedimientos quirúrgicos, suele aplicarse anestesia general o regional.
¿Cuáles son los riesgos o efectos secundarios?
La histeroscopia es segura, pero como cualquier procedimiento médico, puede tener algunos riesgos:
-
Cólicos o molestias leves tras el procedimiento
-
Sangrado vaginal leve
-
Infección (raro)
-
En casos muy poco frecuentes, lesión del útero
La mayoría de las mujeres pueden retomar sus actividades normales el mismo día o al día siguiente.