El cáncer de ovario es uno de los tipos de cáncer ginecológico más frecuentes y, a la vez, uno de los más difíciles de detectar en fases iniciales. Por eso, la información y la prevención son claves para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de las pacientes.
¿Qué es el cáncer de ovario?
Es un tipo de cáncer que se origina en los ovarios, las glándulas reproductivas femeninas responsables de producir óvulos y hormonas como el estrógeno y la progesterona. Existen varios tipos de cáncer de ovario, siendo el carcinoma epitelial el más común.
Síntomas del cáncer de ovario
El mayor desafío de esta enfermedad es que los síntomas son inespecíficos y pueden confundirse fácilmente con problemas digestivos o menstruales comunes. Algunos de los signos de alerta incluyen:
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Distensión abdominal persistente
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Dolor pélvico o abdominal
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Necesidad urgente o frecuente de orinar
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Cambios en el ritmo intestinal (estreñimiento o diarrea)
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Sensación de saciedad rápida al comer
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Fatiga inexplicable
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Pérdida de peso involuntaria
Si estos síntomas aparecen con frecuencia (más de 12 veces al mes) y no tienen una causa aparente, es importante consultar con un ginecólogo.
¿Quién está en riesgo?
Factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de ovario:
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Edad avanzada (especialmente después de los 50 años)
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Antecedentes familiares de cáncer de ovario, mama o colorrectal
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Mutaciones genéticas heredadas (como BRCA1 y BRCA2)
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Menopausia tardía o menstruación temprana
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No haber tenido hijos
Diagnóstico
El diagnóstico temprano es complicado, pero puede incluir:
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Ecografía transvaginal
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Análisis de sangre (marcador CA-125)
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TAC o resonancia magnética
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Biopsia o cirugía exploratoria
Una evaluación completa y especializada es clave para confirmar el diagnóstico y determinar la extensión del cáncer.
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo, estadio y salud general de la paciente. Los más comunes son:
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Cirugía: para extirpar uno o ambos ovarios, el útero, trompas de Falopio, ganglios linfáticos, o tejido afectado.
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Quimioterapia: administrada antes o después de la cirugía para eliminar células cancerígenas restantes.
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Terapias dirigidas y inmunoterapia: en casos avanzados o con recaídas, pueden ser una opción eficaz.
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Seguimiento continuo: es esencial para detectar recaídas o efectos secundarios.
Importancia del seguimiento y el apoyo emocional
El diagnóstico de cáncer de ovario impacta tanto física como emocionalmente. Por eso, es fundamental contar con apoyo psicológico, grupos de pacientes, y un equipo médico multidisciplinario que acompañe en todo momento.