El síndrome premenstrual (SPM) es una realidad que muchas mujeres enfrentan cada mes. Aunque es común, no debería normalizarse cuando interfiere con la calidad de vida. Entenderlo es el primer paso para aliviar sus efectos.
🔍 ¿Qué es el síndrome premenstrual?
Es un conjunto de síntomas físicos, emocionales y conductuales que aparecen entre 1 y 2 semanas antes de la menstruación y desaparecen al inicio o poco después del sangrado. Afecta a más del 75% de las mujeres en edad fértil en algún momento de su vida.
¿Cuáles son las causas?
Aunque no se conoce una causa exacta, se cree que está relacionado con:
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Cambios hormonales durante el ciclo menstrual, especialmente en los niveles de estrógenos y progesterona.
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Desajustes en neurotransmisores como la serotonina, que afectan el estado de ánimo.
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Factores genéticos, ya que suele haber antecedentes familiares.
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Estilo de vida, como el estrés, la falta de ejercicio, el sueño irregular o una dieta poco equilibrada.
Principales síntomas
Pueden variar de una mujer a otra, pero los más frecuentes incluyen:
Físicos:
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Dolor o hinchazón en los senos
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Retención de líquidos e hinchazón abdominal
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Dolor de cabeza o muscular
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Fatiga
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Cambios en el apetito
Emocionales:
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Irritabilidad o cambios de humor
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Ansiedad o nerviosismo
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Tristeza o llanto sin motivo aparente
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Problemas para concentrarse
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Trastornos del sueño
¿Cómo aliviar el síndrome premenstrual?
Aunque no existe una cura definitiva, hay muchas formas de reducir sus síntomas:
Alimentación equilibrada:
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Evita el exceso de sal, cafeína, alcohol y azúcares.
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Aumenta el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y alimentos ricos en calcio y magnesio.
Ejercicio regular:
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El ejercicio aeróbico (caminar, correr, nadar) mejora el estado de ánimo y reduce la fatiga y la hinchazón.
Manejo del estrés:
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Técnicas como la meditación, el yoga o la respiración profunda ayudan a controlar los cambios emocionales.
Tratamientos médicos:
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En casos moderados o graves, pueden recomendarse suplementos (como vitamina B6, calcio o magnesio), anticonceptivos hormonales o antidepresivos bajo control médico.
Si el SPM afecta tu día a día, tus relaciones o tu bienestar emocional, no dudes en hablar con tu ginecólogo/a. En algunos casos, puede tratarse de un trastorno disfórico premenstrual (TDPM), una forma más severa que requiere atención médica especializada.
El síndrome premenstrual no debe tomarse a la ligera. Escuchar tu cuerpo, cuidarte y buscar apoyo profesional cuando lo necesites es clave para vivir esta etapa del ciclo menstrual con mayor bienestar.